Las ciudades (y los pueblos) cada vez están más (y peor) iluminados y cada vez se nos hace más complicado disfrutar de un cielo estrellado.
Recientemente, con la intención de observar la lluvia de estrellas nos fuimos lejos de la contaminación lumínica para deleitarnos con un cielo estrellado que además coincidía con luna nueva.
A veces apagar la luz y mirar al cielo sin más es un placer que cuesta mucho describir.